IV El emperador
El amor se presenta de innumerables formas y adopta características distintas conforme una relación se va desarrollando en el tiempo. El emperador, cuarto arcano del tarot, como su orden lo indica, nos trae la estabilidad. No se trata sin embargo de una estabilidad inmóvil, en la que ya no hay nada que nos mueva: se trata de una calma llena de energía y de poder, como el trono y el cetro de esta carta lo sugieren.
Si en su tirada ha aparecido la carta del emperador, esta puede referirse a una relación amorosa en general, a su amante o a usted mismo, sea usted hombre o mujer. En el primer caso se refiere a la fase por la que su relación está pasando, que, como hemos dicho antes, se caracterizará por la madurez y la capacidad de contener la energía.
En el segundo caso, se refiere a una figura paterna, puede ser su padre y referirse a la relación que tiene usted con él, buena o mala, y cómo ésta afecta en sus relaciones amorosas. Puede referirse también a una pareja madura que de alguna manera le protege y le hace sentir seguro materialmente.
Cuando la carta se refiere a usted mismo, le está indicando que en este momento cuenta con la energía del emperador, es decir que tiene el poder y la madurez suficiente para luchar por lo que quiere. Los tiempos de la incertidumbre han terminado. Ya no hay preocupaciones.
VII El Carro
La carta del carro aporta a una tirada una inyección de energía y de movimiento. No se trata aquí, sin embargo, de energía bruta, sino de energía con una dirección precisa, lo cual se traduce en éxito.
Este arcano representa la figura de un joven masculino y de aspecto noble al mando de un carro tirado por dos caballos. Se trata de una imagen sumamente activa que reúne todo el poder de la mente humana y del instinto animal. Se trata también de una carta de unión de opuestos cuyo centro de reconciliación es exactamente el conductor del carro. Así pues, esta carta lo describe a usted o a su amante como a una persona completamente consciente de sí mismo y dueña de su energía sexual.
Lo que nos dice el carro es que las energías del universo canalizadas por usted, su pareja o la relación tienen una dirección precisa, objetivos concretos. Usted y su pareja tienen bien claro lo que quieren, lo que les gusta, y saben cómo procurárselo, trabajan eficazmente para satisfacer sus deseos.
El resultado del entendimiento sexual que existe entre ambos es una perfecta unión energética. Puede que ustedes dos sean diferentes, pero lejos de ser incompatibles crean una armonía como la del yin y el yang.
II La sacerdotisa
La papisa no es una carta ambigua o negativa como se suele creer, sobre todo cuando se le relaciona con asuntos amorosos. Es una carta más compleja de interpretar, debido a que lo que nos sugiere pertenece a una dimensión superior o simplemente diferente a aquella en la que vivimos. La papisa pertenece a la esfera de la espiritualidad y para dialogar con ella hay que conectarse con esa parte profunda de nosotros que, no obstante todo lo que pueda suceder, permanece inmutable.
La papisa parece blanca, fría e inmóvil por fuera, pero por dentro es un ser profundamente rico que se está gestando como el huevo que incuba. Lo que sugiere la papisa es, o bien que una relación pasa de su fase inicial y superficial, casi exclusivamente corporal, a una dimensión más comprometida y sostenida por un amor fuerte, puro, cósmico, o bien que en ese huevo se está gestando una relación con esas características.
¿Ha oído esa frase de “manos frías corazón cálido”? Este es un poco el sentido de la papisa. No se trata de un fuego que se apaga rápido, sino de algo de sólida importancia que se gesta poco a poco y que ofrece emociones que, si bien en ciertos casos discretas, sorprenden por su intensidad.